jueves, 5 de noviembre de 2009

Tequila, agave y arte


Reconocido por la potencia de su sabor, conquista paladares aquí y fuera de nuestras fronteras.

Con el deleite por el tequila se ha desarrollado igualmente el gusto por su presentación. Prueba de ello es que las botellas se han convertido en piezas artísticas. Baste citar que Leonora Carrington, Francisco Toledo y Juan Soriano, entre otros, plasmaron su creatividad en licoreras diseñadas para el Tequila 1800 de la casa José Cuervo. También hay casos curiosos como el de Tequila Revolución, que además de su apreciable contenido viene en una botella chapada en oro de 24 kilates. Ejemplos como éste son una delicia para los amantes de la extravagancia, quienes buscan, además de un tequila exclusivo, una verdadera pieza de colección.
El tequila comenzó a hacerse popular a partir de 1993, fecha en que se creó el Consejo Regulador del Tequila: Entonces surgió la necesidad de crear una denominación de origen para certificar la calidad de los productos. Además, con la finalidad de que esta bebida fuera equiparable a otras de gran consumo, como el brandy y el coñac, y satisfacer ciertos paladares que exigían calidad superior y alto precio, se extendió la costumbre de envejecerlo en barrica de roble, generalmente francés, para que tomara connotaciones aromáticas de la madera, como los rasgos de vainilla elegantes y sutiles. El resultado fue inmediato. Incluso grandes master blenders, tanto de whisky como de coñac, que han visitado México y degustado diversos tequilas, han hecho comentarios muy halagadores a los maestros tequileros.
Sorprendentemente, las mujeres también fueron un factor determinante para que el consumo de tequila subiera a cifras realmente altas, pues al bajar la temperatura de degustación del tequila, el alcohol, cuyo porcentaje seguía siendo el mismo, disminuyó su potencia de percepción en boca y se hizo más agradable al gusto. De esta forma las mujeres empezaron a tomar tequila, incluso derecho.
Para tomar en cuenta
Existen más de 120 tipos de plantas de maguey y más de 500 marcas de tequila en todas sus variedades. El tequila blanco —sin barrica— es el más representativo, y también existe el joven u oro, mezcla de reposado y blanco. El tequila reposado requiere mínimo dos meses de guarda y el añejo por lo menos dos años, mientras que el extra añejo pasa al menos tres años en barrica.
También, con la finalidad de degustar mejor el tequila, se han desarrollado copas especiales que permiten extraer toda su carga aromática y entregar los olores a campo, agave y terruño que lo caracterizan. Uno de los grandes productores de copas tequileras en el mundo es George Riedel, quien viajó personalmente a México para empaparse de esta bebida. Después de un año de pruebas diseñó la primera copa para saborear plenamente el tequila, lo que le confirió mayor estatus.
Tequilas premium
Mención aparte merecen los tequilas premium, es decir, aquellos que han envejecido en barrica durante 20 o 25 años y son muy difíciles de conseguir. Su valor es proporcional a la calidad, y tienen por lo regular un envase suntuoso. Un ejemplo es el Ultra Premium Tequila Ley .925 Pasión Azteca, cuyo precio ronda el cuarto de millón de dólares.



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